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Finca Galatzó

La Finca se encuentra dentro de la Serra de Tramuntana e incluye en su territorio dos montañas significativas, que articulan su relevo: el Puig de Galatzó (1025 m) y la Mola de s'Esclop (925 m). Galatzó cuenta con un rico patrimonio natural, donde destacan los bosques de encinas, los pinares y las garrigas, además de una importante vegetación de montaña y zonas de cultivo con olivos, algarrobos, almendros y la huerta. En lo concerniente a a la fauna, los animales más representativos son las cabras mallorquinas, las martas, las comadrejas, varias especies cinegéticas (conejos, perdices, tordos, etc.), erizos y rapaces, sin olvidarnos de multitud de reptiles e invertebrados característicos de la Serra de Tramuntana. 

El valor paisajístico de la propiedad de Galatzó se completa con la intervención del hombre que, en su búsqueda para hacer las tierras más productivas, construyó amplias superficies de terrazas de cultivo, que modificaron sustancialmente el paisaje de la Finca. Igualmente, erigió caminos para conectar las diferentes zonas de explotación, eras para la trilla de cereales, sistemas hidráulicos de gran complejidad, hornos de cal, etc. Es decir, todo un conjunto de construcciones dirigidas a mejorar la productividad de la posesión y que, además de su singularidad paisajística, destacan por su valor patrimonial e histórico, al constituirse como testigos de unas formas de vida y unas tradiciones que forman parte de la nuestra historia más reciente.

Las evidencias más antiguas de la ocupación humana de Galatzó se remontan a la época prehistórica, hecho que queda atestiguado por la presencia de más de 15 núcleos arqueológicos de varias tipologías y la cronología de las cuales alcanza desde la Edad del Bronce hasta la época medieval islámica, puesto que parece ser que, en sus orígenes, la posesión fue una alqueria islámica. Durante la Edad Media, Moderna y Contemporánea, la Finca estuvo en manos de varias familias nobles, entre las cuales hay que destacar a los Vivot y los Formiguera. Esta última mantuvo la propiedad hasta el siglo XIX. 

A través de la historia, la Finca Galatzó se configuró como una unidad de producción agropecuaria típica de la Serra de Tramuntana, con más de 5000 m2 construidos, repartidos entre las casas principales y los edificios auxiliares y de servicio, así como otros conjuntos arquitectónicos alejados de las casas, como Ca l'Amo en Biel o Es Tramuntanal, entre otros. Destaca, por su valor arquitectónico y monumental, la casa, constituida por diferentes cuerpos articulados en torno a la clastra, la tafona, la capilla y los jardines. 

Galatzó cuenta, además, con un rico patrimonio etnográfico, con multitud de elementos repartidos por toda la geografía de la Finca, entre los cuales es necesario remarcar el sistema hidráulico que, procedente de la vecina finca de Es Ratxo, se encargaba de proveer de agua a las casas. También llama la atención el gran número de conjuntos destinados a la producción de cal y carbón vegetal, que son el reflejo de la intensa explotación forestal que se dio en los bosques de Galatzó hasta mediados del siglo XX, o los cinco qanat(s) distribuidos a lo largo de la superficie de la Finca, así como las barracas de roter, las eras, sestadors, casetas, aljibes, pozos y otros elementos, evidencias materiales de las actividades que se desarrollaron en la Finca a lo largo de su historia. 

Desde el mes de mayo de 2006, la Finca Galatzó es de titularidad municipal. A partir de esa fecha, los ciudadanos, visitantes y turistas han podido disfrutar de ella, de sus paisajes, de su diversidad, de su patrimonio natural, histórico, etnográfico, arqueológico y arquitectónico, de sus misterios y de sus leyendas. Actualmente, cuenta con más de 15 km de rutas senderistas, articuladas en cuatro itinerarios abiertos al público, de diferentes dificultades y características, adaptados a distintos tipos de público.